Estamos comenzando a vivir un nuevo mes de María. Como cada año, siempre es una oportunidad para encontrarnos con ella de maneras renovadas. Su figura y presencia siempre será estimulante para nuestra vida cristiana, nuestra relación con Dios y el servicio a nuestros hermanos. Su manera de ser y de amar es un llamado constante a parecernos cada vez más a ella, por lo que puede ser estimulante darnos cuenta que probablemente eso ya ha pasado, y que han habido momentos de nuestra vida en los que hemos “sido María” para nuestros hermanos y hermanas.
A través de estas fotos, de nuestra comunidad, nos gustaría invitar a ir reflexionando en torno a situaciones de nuestra vida cotidiana en que personalmente nos hemos sentido identificados con María o hemos actuado como ella sin darnos cuenta, y agradecer por haber recibido esa gracia. Quizás por aquellas veces en que fuimos esa María maternal o cuando organizamos una celebración para festejar un momento importante en la vida de alguien querido, como María en las bodas de Caná. O alguna vez en la que nos sentimos sobrepasados por las circunstancias, sin comprender, y decidimos confiar y ensanchar el corazón, como en la huída de Egipto. Tal vez en algún momento hemos sido medio confiable para que otras personas se encuentren con Jesús, como María con el anciano Simeón. Finalmente, quizás, cuando hemos alzado la voz para defender a quienes son tratados injustamente y expresar con palabras o acciones, que Dios está del lado de los débiles, como María en su valiente Magníficat. Volvamos a maravillarnos con las actitudes y los momentos de la vida de María y a agradecer que nosotros también hemos podido vivirlas y podemos seguir haciéndolo.